Otra de las tantas cosas de las que nunca había oido hablar hasta que llegué a las clases de preparación al parto eran los masajes perineales. Además de una matrona, contábamos con una fisioterapeuta de suelo pélvico, su primera intervención fue dedicada a los masajes en cuestión. He de reconocer que era una mujer muy directa y sincera, sin pelos en la lengua, que por momentos podía llegar a resultar demasiado brusca.
Imaginaros mi cara cuando dijo que una episiotomía era una mutilación genital ¡me cagué viva! Nunca jamás me había planteado nada de esto y allí estaba yo con mi marido, que al escuchar esas palabras tenía clarísimo que íbamos a hacer los masajes perineales.
Al llegar a casa empecé a investigar sobre el tema y al parecer una episiotomía no era ninguna tontería, efectivamente podía acarrear problemas sexuales y muchos otros como incontinencia, dolores crónicos en el periné, mala cicatrización, dolores musculares... En fin, una serie de cosas por las que no estaba dispuesta a pasar, así que estaba decidida a llevar a cabo los masajes.
Algo que me llamó la atención en mis investigaciones era el alto porcentaje de episiotomías realizadas en España, a pesar de que la OMS no recomienda su uso salvo casos necesarios, creo recordar que si la media europea estaba en torno al 30%, en España era del 80% y la OMS recomienda que esté por debajo del 15% si mal no recuerdo. Asi que las cifras hablan por sí solas.
Me acuerdo que en esa primera clase, la fisoterapeuta nos empezó a preguntar por nuestros ginecólogos, los conocía a todos y nos iba informando sobre el grado de afecto que éstos tenían por las episotomías, que alivio sentí cuando el mío era algo razonable y así fue, al comentarle que iba a realizar los masajes me dijo que le parecía estupendo, que tenía varias parturientas que los habían hecho y los partos habían ido fenomenal (con una media de uno o dos puntos por desgarro que siempre cicatriza mejor que un corte). Nunca olvidaré una chica a la que la fisio le dijo, estás jodida... tu ginecóloga hace episiotomías sí o sí, se le quedó una cara a la pobre, pero ella estaba decidida a hacer los masajes, cosa que me parece genial, salvo que sea necesaria una episiotomía creo que tenemos derecho a elegir cómo queremos que sea nuestro parto.
En la semana 28 comenzamos los masajes, sé que normalmente se empiezan en la semana 32, pero nuestra fisio así nos dijo que lo hiciéramos. De la semana 28 a la 32 lo hacíamos un día si y dos no, de la semana 32 a la 36 un día si y un día no y de la semana 36 a la 40 todos los días, pero reduciendo el tiempo (unos 10 minutos).
El masaje perineal no es muy complicado de hacer, y lo que necesitamos es aceite de rosa mosqueta, lubricante al agua y muuuuucha paciencia y constancia. En internet hay muchos vídeos en los que se explica cómo hacerlo, que básicamente son como la explicación que a nosotros nos dieron en clase, para nosotros el problema era que no lo hacíamos con la presión necesaria, menos mal que teníamos una visita a la fisioterapeuta y nos explicó exáctamente la manera de hacerlo para darnos cuenta de nuestros errores.
Así comenzamos nuestras andanzas con los masajes. A pesar de la palabra masaje, he de decir que no son nada agradables, son bastante molestos y la pereza a la hora de hacerlos era considerable tanto por parte de mi marido, que era el que me los hacía, como por mi parte, que era la que los sufría. Pero después de todo creo que fueron fundamentales porque Princesota vino dando guerra desde el primer día, pesó 4.020 Kg y venía mirando hacia arriba, en el último momento quiso darse la vuelta y salió de lado, con lo que me desgarró con el hombro y me tuvieron que dar dos puntos. Tuve que empujar mucho y tuvieron que utilizar ventosa, pero no quiero ni imaginar el corte que me hubieran tenido que dar si no hubiese hecho los masajes.
Os animo a todas a que probéis porque en el post parto necesitamos muchas fuerzas y si nos recuperamos rápido mucho mejor. Os dejo un enlace por si queréis más información sobre las episiotomías http://www.episiotomia.info/
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