Inicio

martes, 7 de julio de 2015

Y Princesota comenzó a gatear



Me he retrasado un poco al escribir esta entrada, ya que Princesota hace dos semanas que gatea, pero la verdad es que han sido unos días bastante intensos y no he tenido tiempo de contaros los avances de la pequeñaja.

Hace dos semanas Princesota alcanzó un hito evolutivo que nos hizo volver hacia atrás y su padre y yo estábamos un poco desconcertados. Yo sabía que los tiros iban por el tema del gateo, pero había momentos en los que dudaba de mi misma y leía y releía en internet para inyectarme algo de seguridad y coger fuerzas, ya que a veces me daban ganas de tomarme un red bull y salir volando por la ventana...

 De repente Princesota había retrocedido a como estábamos meses atrás. Siempre la he dormido en brazos pero es cierto que por la noche llevábamos una semana en la que yo me quedaba con ella en la cama y después de unos cuantos juegos y vueltas se quedaba dormida ella solita, pues bien, de un día para otro solamente quería brazos y encima eran unos lloros para dormir, tanto en las siestas como por la noche, que a veces dudaba si la pasaba algo. Cuando conseguíamos dormirla a los veinte minutos como mucho,a veces eran 10 y otras un minuto, lloraba como una loca para que fuéramos con ella. Y encima si iba su padre se volvía todavía más loca porque sólo quería con mamá. De hecho un día que yo no estaba su padre tuvo que dormir la siesta con ella encima porque era imposible dejarla en la cama y quedarse a su lado, tenía que estar pegada completamente.

El tema teta también cambió, quería más de lo habitual e incluso por la noche a veces tenía que darle solamente para calmarla y conseguir que volviera a dormirse porque de repente se despertaba llorando aunque su padre y yo estuviéramos con ella y no había otra forma de conseguir que se callara.

Durante el día ella jugaba en el suelo, pero siempre tenías que estar con ella al lado, si no se ponía a llorar y no había manera. En definitiva, parecíamos una familia de monitos, siempre colgados de sus mamás. Yo diría que estuvimos en este plan casi 15 días.

Un buen día Princesota comenzó a gatear y parece que esos días de locura empezaron a tornarse en días más normales, en los que ya no éramos monitos pegados, si no que Princesota había desarrollado una nueva habilidad que la permitía cotillear, aún más si cabe, el mundo que la rodea. Así que todo ha vuelto a la normalidad y de nuevo su papá y yo podemos tener algunos momentos de respiro y disfrutar de esta nueva etapa que la verdad es maravillosa, aunque no quiero ni pensar cuando empiece a andar...

No hay comentarios:

Publicar un comentario