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martes, 19 de enero de 2016

Manchar durante el primer trimestre de embarazo



Hoy quería contaros qué tal ha sido mi embarazo hasta ahora, puesto que el primer trimestre ha sido un tanto complicado...

Antes de quedarme embarazada de Princesota tuve un embarazo que tuvo mal final, un día me levanté y al limpiarme observé el papel higiénico con unas manchas rosadas, y acompañado de un leve dolor de regla que fue en aumento a lo largo de la mañana, además de un aumento en la cantidad de sangrado, lo que supuso un aborto que fue muy al principio (6 semanas) y que afortunadamente no me impidió intentar de nuevo un embarazo en la cuarentena, que al final tuvo a Princesota como resultado.



En la séptima semana de este segundo embarazo un día me encontré con un leve manchado, era una especie de coágulo rojo, pequeño, que a decir verdad no me preocupó mucho ya que no iba acompañado de dolores de regla ni de aumento de manchado. A los dos días tenía mi primera ecografía y todo estaba perfectamente y de hecho no había vuelto a manchar, por tanto, me dijeron que podía hacer vida normal sin problemas.

A los dos o tres días acudí al baño por la mañana y me encontré con una mancha roja brillante la cual me hizo presagiar lo peor, rápidamente pedí hora en el ginecólogo, es cierto que no iba acompañada de dolores, pero no podía evitar vigilar a cada momento si el sangrado iba en aumento, que no lo hacía, pero tampoco llegaba a desaparecer, era un manchado leve que se transformó en marrón. Al día siguiente acudí al ginecólogo y todo estaba perfectamente, algo que me tranquilizó bastante, pero esta vez debía guardar reposo, no coger peso y llevar una vida tranquila, algo difícil con una pequeña de 14 meses que no paraba y a la que había que atender sí o sí. Total, que me encontraba algo inquieta mientras intentaba cumplir en mi día a día las indicaciones del médico, pero sin poder llevarlas a rajatabla. A los dos días todo volvió a la normalidad y en el momento que llevara dos días sin manchar podía volver a mi vida normal.

El problema de volver a la rutina era que los manchados volvían a aparecer, todo seguía normal, pero al final me pasé hasta 3 días antes de cumplir las 12 semanas manchando intermitentemente. Era una sensación extraña ya que llegó a convertirse en algo normal, pero al mismo tiempo era una inquietud constante por no saber si algo malo podía pasar en cualquier momento.

Todo esto unido a un trimestre lleno de náuseas durante las 24 horas del día y vómitos han hecho de mi primer trimestre algo para olvidar. Pero aquí estoy, de 19 semanas y con mi pequeño pataleando enérgicamente mi tripona (bastante más grande a estas alturas que con mi primer embarazo). Por tanto, manchar en el embarazo no siempre es el final, así que a todas aquellas que paséis por esta desagradable situación os mando un rayo de esperanza ya que la cosa no tiene siempre que acabar mal.


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